Translate

Monday, February 9, 2009

**Las dos caras de la moneda**


Tú vales mas de lo que tu mismo crees...

Hay ciertos momentos y circunstancias en las cuales debemos valorar que cara debemos poner, situaciones en las cuales debemos reconsiderar nuestra capacidad de adaptación y en donde debemos valorarnos a nosotros mismos, sin importar el que dirán sino mas bien el: ¿Qué deseo yo?...

Empecemos por detenernos un momento para amarnos a nosotros mismos. ¡Abracémonos y felicitémonos por lo lejos que hemos llegado! Tal vez lo hayas hecho bien hoy, o tal vez hiciste bien algo hace poco.

Ahora es buen momento para que reconozcas las cosas buenas que hayas hecho por ti mismo. Siempre es buen momento para que te felicites por haber sentido amor y haber hechos cosas por ti mismo y por los que te rodean. Aprendemos que, cuanto más amor demos del que tenemos, más amor por uno mismo requeriremos, fuertes cimientos de amor sobre los cuales dar.

Podría decirse que un amor sin fin sería el que se extrae a través de la conexión constante con la fuente. ¡Y así es! El amor está esperando a la vuelta de cualquier esquina si te das la vuelta y lo buscas. Pero a menudo todo se estanca con las cargas que suelen provenir de esas partes tuyas que no sientes que sean lo suficientemente buenas. ¡Pero esas cosas son las que te mantienen desconectado! En realidad siempre estás conectado, pero no siempre sientes que sea así. Y entonces, todas esas cosas que normalmente haces no te parecen tan bien como de costumbre debido al modo en el que te sientes. Te preguntas: '¿dónde está mi alegría?'.

¡Nunca te abandona! Sigue estando ahí. Lo único que pasa es que estás mirando la otra cara de la moneda. La moneda que tiene y que resiste las imperfecciones debidas a su uso y deterioro. Por consiguiente, la moneda tiene dos caras, pero se tiende a ver una y no ambas al mismo tiempo. Tal vez seas capaz de hacerlo. Pero puede que necesites una pequeña visualización.

¿Puedes estar en dos lugares a la vez? Tal vez puedas hacer que la moneda gire muy deprisa y ver sus dos caras al mismo tiempo. Pero, en realidad, estás viendo una de las caras o la otra. Puedes acortar la cantidad de tiempo que estés mirando cada una de las caras si la haces girar muy rápido, pero todavía estarás teniendo dos caras.

¿A qué cara estás mirando? Siempre hay dos maneras de ver las cosas. Positiva o negativa. ¿Puedes cambiar de un comentario del tipo 'no puedo' a otro del tipo 'puedo' para decir la misma cosa? ¡Seguro que puedes! Es fácil.

Avancemos. Hablemos de lo que pasa cuando se empieza a ver el lado positivo de la moneda. Empiezas a ver esa cara de la moneda y te das cuenta de que, si te centras en ella, ¡te llegas a olvidar hasta de que la otra cara sigue estando ahí! Pero ahí está. Sólo que ahora mismo no la estás mirando. ¿Y qué pasa con el canto de la moneda en el que ambas caras se encuentran? Estamos hablando de una parte muy delgada que se ve a duras penas cuando agarras la moneda por el borde y la pones de canto. Es bueno mirar también esa parte. Pero, en realidad, tampoco puedes tener la experiencia completa de ver ambas caras cuando miras el canto.

Por lo tanto, ¿conviene elegir una de las caras? ¡Seguro que sí! Especialmente si se elige el lado positivo. Puede hacerse con facilidad dándole la vuelta a la moneda en cualquier situación.
Cuando no te guste lo que veas, dale la vuelta. Míralo por el otro lado, a ver qué te parece, cómo lo sientes y lo diferentes que son las cosas. Es la misma situación – la misma moneda - aunque sea tan diferente de la que contemplamos previamente. ¿Es la moneda lo que ha cambiado? ¿O has cambiado tú? ¿Le diste la vuelta a la moneda? ¿Te vi yo hacerlo? ¿O le diste la vuelta tú solo? Hmm. Muy interesante, date la oportunidad de cambiar en el momento exacto y de que otros vean que no solo tienes una cara, que vales mucho más por tener la capacidad de cambiar de acuerdo a las circunstancias y de decir… 'Si puedo hacerlo porque merezco ganarlo'…

Source: http://webalia.com/EP/pensar/vida/a3642.html pol si aca...

Sunday, February 8, 2009

**No hay peor ciego que el que no quiere ver**


Las cosas no pasan solas, la casualidad, la mala suerte no existe, las cosas suceden siempre por algo, por algo que a veces no comprendemos pero siempre tiene un sentido.

Ponemos nuestra confianza en personas que, no sabemos cómo ni porqué pero, terminan defraudándonos y, lo que es peor, defraudándose a ellos mismos. Después de esto, abrimos un espacio de seguridad que nos aleja de esas personas que “nos han fallado” esperando un cambio, esperando una reacción.

El tiempo y las apariencias a veces nos confunden y creemos que las personas que en un pasado nos fallaron están cambiando, están dando un paso adelante, están intentando acercarse a nosotros pero, para no “caer dos veces en la misma piedra” debemos ser cautos y “no ser tontos”. Para ello, a veces contaremos con la ayuda de “auténticos amigos” que, desde un punto de vista más objetivo, nos podrán “aconsejar” o simplemente escuchar para poder descubrir por nosotros mismos lo que hay detrás de cada persona pués, nos guste o no, el mundo está lleno de personas que se mueven por el interés y su interés puede ser hoy estar más cerca de nosotros por si acaso nos vuelven a necesitar sin preocuparse del daño que nos hayan podido causar tanto en el pasado como en el futuro que, sin duda lo harán, si su acercamiento no es sincero.

Debemos saber reconocer a las personas que verdaderamente están con nosotros sin ningún tipo de interés de aquellas movidas por intereses “oscuros”.

“No hay peor ciego que el que no quiere ver”: Puede que nos encontremos en esta situación pero, en el lado de la persona “herida”; en este caso, debemos abrir nuestros ojos y no dejarnos abandonar en el destino, en la casualidad o en la suerte sino poner todos nuestros sentidos y abrir bien los ojos para ver con claridad la realidad ayudándonos, si es necesario, de la gente que nos quiere y siempre ha estado a nuestro lado, tanto en los momentos buenos como en los malos que es donde se demuestra la verdadera amistad.

La vida te puede golpear muchas veces pero, los golpes deben servirte para ser cada vez más fuerte, soportar el dolor, aprovecharte de él y saber evitar el golpe la próxima vez o, por lo menos, ponérselo más difícil la próxima vez.