La esposa Ninfomana...pobrecito!

Había una vez, un tipo casado felizmente con una linda y atractiva mujer.
Los primeros meses de su vida conyugal la pasaron de maravilla, ya que ella cada vez que llegaba su marido a casa con besos y caricias lo convencía para llevarlo a la cama y la duración de cada sesión era interminable Llegó el momento que el pobre tipo, se levantaba todo soñoliento para irse a trabajar. Regresaba a su casa a la hora de comer, y antes de tomar alimento…. ¡A la cama!
Un día paseando por el Centro de la ciudad, se encontró a un antiguo amigo, que al verlo cabizbajo, flaco, ojeroso y muy pálido le preguntó lo que le sucedía.
Fueron a tomar una taza de café y en pocas palabras le contó su pesar. El amigo muy serio escuchaba la gravedad del asunto contada y después de un momento contestó: ¡Ya lo tengo!..:. A partir de hoy, si tu esposa quiere estar en la cama contigo le vas a cobrar.
-“¡Pero cómo crees que le voy a cobrar por estar conmigo! Es mi esposa. Para eso nos casamos.
Pues sí –dijo el amigo- Pero date cuenta que ella está enferma. ¡Es una ninfomana!
¡NO! ¡NO puedo hacerse eso!
Continuaron platicando discutiendo los pros y los contras de cobrar a la señora.
Se despidieron y cada uno se fue a su destino. Al llegar el pobre hombre a su casa ya lo estaba esperando su mujer con un atractivo baby doll para empezarlo a incitar.
Con todo su pesar, tuvo que irse a la cama para satisfacer a su mujer.
Al día siguiente, cuando llegó a la hora de la comida y antes de preguntar lo que había guisado la buena y atractiva señora, esta lo haló a la recámara para que cumpliera con su obligación.
Antes de entrar, él se paró en seco y le dijo:
¡Momento! A partir de este día te voy a cobrar.
¿Qué?... ¿Cómo que me vas a cobrar?... Soy tu mujer. Tú esposa. La que seré la madre de tus hijos
¡Pues serás todo lo que digas y se te ocurra, pero a partir de hoy te voy a cobrar por estar conmigo.
¡Qué pendejo de marido tengo… ¡Pero está bien!... ¿cuánto me vas a cobrar?
¡Mira! Si es en la noche, en la cama y sólo uno…¡Nada!
Pero si es en el día, y quieres en la cama…¡$200!... Si lo quieres hacer en la sala, sobre el sofá… $100 y si quieres hacerlo sobre la alfombra…$50.
La señora mostraba indignación en su rostro mientras al marido le daba alegría.
La señora, fue a la cocina a traer su monedero y metiendo la mano en él, sacó un billete lo extendió a su marido y le dijo: ¡Está bien! Échame cuatro de a $50.
Si tú conoces a alguien que exagere en esa forma…Ella es Ninfomana!!!